Elegir una buena sartén no es tarea fácil y puede ser algo muy personal, pero está claro que una mínima inversión es fundamental para conseguir los mejores resultados. Pero si el hierro fundido o fundido sobrevive a las modas y las innovaciones modernas, será por una razón; las llamadas «sartenes de toda la vida» son una apuesta segura, siempre que las cuidemos bien.
El curado protege la sartén y crea esa película antiadherente que nos permitirá cocinar sin problemas. Es muy sencillo y difícilmente nos llevará tiempo:
- Cubre una bandeja para hornear galletas con papel de aluminio y colócala en el nivel inferior del horno.
- Precalentar el horno a 250ºC.
- Limpiar la sartén con agua caliente y un poco de jabón suave, con una esponja suave.
- Enjuaga y seca muy bien la sartén con un paño que no deje rastros de hilo o pelusa.
- Engrase generosamente toda la superficie con aceite vegetal, de girasol o de oliva, incluido el mango, los agarraderas y la parte trasera. Es más fácil con papel de cocina.
- Coloque la sartén boca abajo sobre una rejilla en el nivel medio del horno.
- Hornea por 1 hora.
- Apague el horno y déjelo enfriar por completo, al menos 3 horas. Elimina los posibles restos de suciedad con papel de cocina.
A partir de este momento podemos utilizarlo. Y cuanto más usemos nuestra sartén de hierro, mejores resultados nos dará, sin olvidar las reglas básicas de limpieza.
¿Cómo limpiar y fregar una sartén de hierro fundido?
Después de cocinar con él, cuando esté frío al tacto, es conveniente retirar los restos sólidos de comida con ayuda de papel de cocina, si es necesario. Para la suciedad rebelde, es mejor fregarlos directamente a mano y no usar el lavavajillas. Podemos echar agua mientras aún están calientes – algo que nunca se debe hacer con cacerolas que sí tienen revestimientos antiadherentes – para enjuagar la primera capa de suciedad No necesitaremos detergente si cubrimos el fondo con sal y frotamos con un esponja; al enjuagarlo veremos como debe salir limpio. Si no funciona o no tenemos tanta sal a mano, también se pueden restregar con un detergente para platos neutro, frotando sin miedo con la parte más suave de un estropajo no agresivo.
Siempre deben enjuagarse muy bien y secarse inmediatamente para evitar la oxidación. Lo más efectivo es utilizar el propio fuego de la cocina o el horno, si lo tenemos encendido. De lo contrario, un buen paño o papel de cocina absorbente.
Una vez limpio y seco, es hora de volver a aplicar una pequeña capa de aceite por toda la superficie; No tiene que ser muy abundante, con una cucharadita bien untada con papel es suficiente. Es un paso especialmente importante si lo hemos fregado con detergente, ya que el jabón puede eliminar el curado anterior.
Errores frecuentes para evitar
Insisto en que un buen mantenimiento es fundamental para disfrutar de nuestras sartenes de hierro fundido durante mucho tiempo, incluso pueden pasar a nuestros herederos. Hay marcas baratas, pero si además quisiéramos invertir en un modelo más caro, sería una pena que se estropeara al cabo de unos años.
Estos son los principales errores que se suelen cometer con estas cacerolas, principalmente por pereza o pereza, y que siempre debemos evitar:
- No hacer la primera cura correctamente. Error típico si se desconocen las peculiaridades de este material; y no omita ningún paso.
- Cocine con una fuente de calor demasiado grande. Estas sartenes nos permitirán gastar menos energía si tenemos un mínimo de paciencia para esperar a que se calienten, no tiene sentido usar el fuego más grande de la cocina ni usar la máxima potencia.
- Toma el mango sin protección. Es fácil dejarse llevar por la costumbre, pero ojo: el hierro quema, mucho. Tenga a mano una manopla o un paño.
- Use utensilios afilados para cocinar. El hierro es muy resistente pero no queremos tentar la suerte revolviendo los alimentos con tenedores o cuchillos afilados, que también podrían estropearse.
- No las limpies después de cada uso. Es recomendable entrar en la rutina de limpiar la sartén temprano una vez que hayamos terminado de usarla.
- Déjalos en remojo. Nunca recurras al truco de remojar el recipiente sucio y mucho menos con un detergente antigrasa.
- No las seques bien. El hierro se oxida: nunca te olvides de escurrir y secar bien.
- No renueve la capa de grasa. Con el tiempo, es posible que podamos omitir este paso si lo usamos con frecuencia, pero nunca está de más volver a engrasar toda la sartén con aceite.
- Olvídate de engrasar el exterior. La única excepción son las sartenes de hierro vitrificado, que no lo necesitan.
- Ponlos en el lavavajillas. Nunca más. Siempre se limpian a mano.
- Guárdalos de cualquier forma. Nuestros utensilios de cocina también deben ser mimados en su almacenamiento: orden, sin apilar, con protectores entre una sartén y otra -si los apilamos-, y en un lugar limpio, sin humedad ni fuentes de calor, y sin polvo.
Las sartenes de hierro fundido o fundido son unas de mis favoritas en casa y me encanta usarlas para todo tipo de recetas, sobre todo combinadas al fuego con el horno. Utilizándolos bien nos darán muchas delicias durante muchos años, sin olvidar que se ven muy bonitos. Pueden ser un gran regalo para cualquier aficionado.
Fuente: Directo al Paladar